martes, 21 de octubre de 2014

Taller de la Noche de Almetas: el Halloween de los abuelos.

En los últimos años la festividad de Todos los Santos ha cobrado un cariz diferente gracias a la progresiva introducción en nuestra cultura de la tradición americana de Halloween.

Los niños se disfrazan, se van a pedir chucherías por las casas al grito de “Trick or treat”; las casas se adornan de calabazas, telarañas, esqueletos , momias, monstruos….

Pero esta festividad no es exclusiva del mundo anglosajón, ya que en nuestra tierra siempre se había celebrado. La noche del 31 de Octubre al 1 de Noviembre era“La noche de las Ánimas” y esa noche se abrían las puertas de los cementerios, se hacían calaveras con calabazas y se tocaban las campanas de la iglesia, pues se pensaba que las almas de los muertos vivián con los vivos durante todo el año y en la noche de Todos    Los Santos había que guiarlas hasta el cementerio para que descansaran en paz.

          Calabazas como calaveras, dulces tradicionales y supersticiones varias nos llevan a una fiesta muy típica aragonesa.


          ¿Os gustaría saber cómo se celebraba Halloween antes de ser llamado así y conocer las raíces de esta celebración tan misteriosa como interesante?

             Este taller está diseñado para el Segundo y Tercer Ciclo de Primaria, pero podemos adaptarlo, haciéndolo más complejo para jóvenes de Educación Secundaria o grupos de adultos. Tiene una duración de unas dos horas aproximadamente.

             Para más información sobre este taller escríbenos: info@ideopeyp.com





jueves, 16 de octubre de 2014

No solo de pan I. Almuerzo y paseo a la romana: Zaragoza.

Localización: Zaragoza (España).
Medio de transporte: a pie.
Duración: 4 horas.
Rango de edad: todas las edades.
Dificultad: 1/5
Costo: 3/5

Hemos elegido para este primer capítulo de la sección “No solo de pan”, una propuesta a la que le tenemos especial cariño: la Zaragoza romana.  Como se convertirá en habitual os proponemos una visita que combina algunos de los espacios más interesantes del patrimonio de la ciudad, junto con algunas propuestas culinarias porque como bien sabéis, no solo de pan vive el hombre.
Nuestra propuesta comienza con un desayuno en la cafetería Ibiza. Localizada en la confluencia de la calle Conde de Aranda con la avenida de Cesar Augusto, ocupa los bajos de las históricas Escuelas Pías, donde generaciones de zaragozanos se han formado durante su infancia incluyendo al propio Goya. El Ibiza es una de las cafeterías más antiguas de Zaragoza, y guarda en su interior algunas fotografías anteriores a la reforma urbanística que demolió la manzana de viviendas de las calles Escuelas Pías y Cerdán. Mientras sentado en la terraza disfrutas de las espléndidas torrijas que diariamente cocina la dueña del local, comienzas a tomar conciencia  de la huella que la Caesaraugusta romana ha dejado en la Zaragoza actual. La redondeada siluetea de la confluencia del Coso con Cesar Augusto, es la cicatriz que el recinto amurallado romano dejó en el trazado urbanístico. De hecho muchos de los edificios que estás viendo aún hoy apoyan sus cimientos en la muralla romana. Probablemente el que más te llame la atención sea el de Audiencia, antigua casa solariega de los Condes de Morata (también conocido como palacio de los Luna).



Sigue tu paseo por la avenida Cesar Augusto en dirección al Mercado Central, recorriendo el exterior de los límites murarios de la antigua ciudad romana. Nuestro consejo particular es que en vez de rodear el edificio del mercado, lo atravieses y así descubras uno de las plazas más grandes y competitivas de la Península Ibérica. Además hay que recordar que el espacio que hoy ocupa el Mercado Central, se ha empleado de forma continuada como mercado desde al menos el siglo XII. Tanto al entrar como al salir fíjate como los arquitectos modernistas también hicieron su interpretación particular de la arquitectura romana, transformando los capiteles corintios por cestos llenos de fruta y las acróteras con esfinges por panales de abejas y cabezas de carnero.

Al salir del Mercado Central te encontrarás con uno de los personajes principales de nuestro recorrido: la estatua del emperador Augusto. Antes de acercarte a la estatua mira a la derecha y ante ti se abrirá la calle Manifestación y sus prolongaciones en la calle Espoz y Mina, y calle Mayor. Probablemente te resulte extraño que una ciudad tan antigua tenga un trazado urbano tan ordenado. Este es el monumento invisible que los romanos dejaron a los zaragozanos: el urbanismo ortogonal.  Cuando el emperador Augusto fundó la ciudad que hoy visitas, esta calle se llamaba Decumanus Máximus y unía dos de las puertas de la ciudad: la puerta este y en la que te encuentras, la oeste.

Detente unos momentos ante la estatua del emperador: aparece con vestimenta militar, con una gran coraza labrada, un manto y un bastón de mando en su mano izquierda. Sin embargo no lleva calzado, para que todo el mundo lo identifique como una persona divina. Seguro que ya se tan ido los ojos a los restos arqueológicos que hay detrás de la estatua. Efectivamente estos restos corresponden a la muralla romana de la ciudad.

Ahora te invitamos a que los recorras tanto desde exterior como desde la parte interior de la ciudad. Por fuera observarás las torres semicilíndricas que sirven para mejorar la defensa de la colonia, mientras que desde el interior observarás a la perfección la composición y la arquitectura de este elemento defensivo. Hay que tener en cuenta que hasta los años cincuenta del siglo XX, este espacio lo ocupaba una manzana de viviendas que se apoyaban sobre la muralla (como hemos visto antes) y que por tanto estas ruinas han sufrido modificaciones hasta hace unas décadas. Son un espacio estupendo para leer la vida de la ciudad. Primero como elemento defensivo en época romana, para ser luego un espacio palaciego con la construcción de la Zuda (la torre cúbica más cercana al río) durante el dominio islámico. Más tarde, formó parte del hospital de los Caballeros de Malta en la ciudad y finalmente se convirtió en un barrio de triperos. De cada una de estas fases encontramos modificaciones en este yacimiento urbano. Nuestro consejo, es que aproveches la panorámica desde la parte alta de la Zuda, para admirar como un espacio atesora tanta información, en unos pocos metros cuadrados.

Puedes seguir el paseo a la romana por fuera de la antigua ciudad o por su interior. En caso de que optes por la primera versión recorre el Paseo Echegaray y Caballero a orillas del río Ebro, hasta llegar a la Lonja. En caso contrario puedes cruzar por la plaza del Pilar, hasta llegar igualmente a la Lonja.

Estás apunto de entrar en el centro de la vida político-religiosa de la ciudad romana. Este es el espacio más importante de la sociedad romana y su cultura: el foro. El foro de la ciudad ocupaba el espacio de la actual catedral de El Salvador, pero también el Palacio Episcopal, la Casa de la Iglesia y algunos de los edificios privados más cercanos. Antes de cruzar la calle Don Jaime mira a derecha e izquierda, no para ver si hay tráfico, sino porque estás en el otro eje perpendicular que organiza el urbanismo de la ciudad: el Cardo Maximus. En este caso, en las inmediaciones de la puerta norte, que tras cruzar el río se extendía por la vía que unía la ciudad con Osca (Huesca). En este caso la prolongación lineal no es tan clara, ya que en la parte final hay una pequeña desviación a la altura de la parroquia de San Gil Abad.

Una vez hayas cruzado la calle, tienes que imaginar que entras en una gran plaza porticada presidida por un templo enorme, que ocuparía los pies de la actual catedral. Si no tienes mucha imaginación, lo mejor es que visites el Museo del Foro, al que se accede a través del cubo que preside la plaza. Esta visita es muy recomendada, porque además de atesorar algunas de las piezas de la arqueología urbana más interesantes, podrás acercarte a la historia de la ciudad a través de sus restos arqueológicos in situ. La lucha continua contra el río, el comercio o las redes de abastecimiento tienen todavía su testimonio en el mismo lugar en el que se levantaron. Tal vez, la visita más interesante sea comprobar por ti mismo el tamaño de la gran cloaca de la ciudad.

Una vez termines tu visita, quizás sea el momento para tomar un café a media mañana. Sobre todo si hace una típica mañana zaragozana con un cielo despejado, pero azotado por un contumaz cierzo, has de buscar un espacio protegido: nuestra recomendación es que visites la cafetería del Museo Diocesano. La encontrarás al fondo del patio del Palacio Episcopal que se abre sobre la plaza del Foro. Una vez dentro dejamos a tu elección se prefieres terraza o interior, pero en cualquier caso puedes “colarte” hasta la taquilla para ver la cimentación de una de las torres de la muralla romana, que luego se convertiría en la residencia del prelado zaragozano. El Museo Diocesano esconde algunas de las piezas de patrimonio más interesantes, como por ejemplo algunos sepulcros paleocristianos de la Caesaraugusta romana, pero tal vez merece la pena dedicarle otro día.

Nuestro paseo sigue por la calle Sepulcro hasta llegar al Convento de las Canonesas del Santo Sepulcro y la parroquia de San Nicolás de Bari. Igual que el Museo Diocesano, merece la pena dedicarle otro día por completo. Sin embargo si rodeas el convento apreciarás que está construido sobre la muralla romana, que aquí es visible claramente, pues se conservan aun más de cinco metros de lienzo. Como verás las características y los diferentes momentos constructivos, se aprecian igual que en el sector del Mercado Central.

Puedes seguir nuestro paseo por el Coso Bajo, hasta la plaza de la Magdalena. Aquí, como si fuera una disección puedes apreciar en los edificios frente al Instituto Pedro de Luna, como la muralla romana es la base de construcciones posteriores. Callejea hasta llegar a la calle San Lorenzo, para terminar nuestro paseo matinal en la plaza de San Pedro Nolasco. Aquí se encuentra el yacimiento romano más grande de la ciudad: el teatro.

Puedes apreciar la estructura del teatro desde la calle Verónica y la terraza de la callejón Zaporta, pero te recomendamos encarecidamente que entres en el Museo del Teatro. No solo porque podrás disfrutar del yacimiento en primera persona, apreciando las diferentes partes del teatro, las técnicas constructivas y los materiales, sino porque el museo atesora mucha más información. Podrás descubrir la azarosa historia del solar donde te encuentras: teatro romano primero, luego cantera de sus ruinas, barrio islámico, parte de la judería de Zaragoza, y residencia de grandes nobles aragoneses y miembros de la familia Real. A través de sus vitrinas, descubrirás la historia de todas las gentes que han vivido aquí durante siglos. Tal vez, los objetos que más te puedan llamar la atención sean los restos arquitectónicos y escultóricos del teatro, los relicarios paleocristianos y las piezas suntuarias islámicas, como el pequeño cofre de alabastro.

Para finalizar este paseo a la romana te recomendamos dos establecimientos para comer en los alrededores del teatro. La primera opción con un precio más elevado es Antonio, un restaurante bastante conocido entre los zaragozanos, sobre todo por sus arroces. La otra opción que te recomendamos es más económica, pero igualmente interesante. Se encuentra en el primer tramo de la calle San Lorenzo: El Plato Reberde. Se trata de un restaurante vegano y vegetariano, que dispone de mesas para comer allí, aunque también preparan comida para llevar.


Con la  comida termina nuestra propuesta de paseo a la romana, que si quieres puedes completar con una visita al Museo de Zaragoza a modo de postre. Por nuestra parte lo dejamos para otra ocasión.

Te recordamos que si quieres más información sobre esta ruta, o deseas ampliar algunos de los aspectos que se mencionan en el texto puedes ponerte en contacto con Ideo Proyectos Educativos y Patrimoniales. Estaremos encantados de ofrecerte un producto a tu medida, acompañándote en tu visita, incluyendo  versiones adaptadas para grupos o en otros idiomas.

Para más información escríbenos: info@ideopeyp.com

martes, 14 de octubre de 2014

Taller de Escritura Jeroglífica: los símbolos de los dioses.



 De las culturas de la antigüedad, la egipcia fue una de las más interesantes y sorprendentes; y dentro de ésta la escritura era algo imprescindible. La escritura jeroglífica, no era la única que utilizaban los egipcios, aunque si la más importante. Los jeroglíficos eran los símbolos mágicos que acercaban a los hombres a los dioses.
Mediante este taller se quiere aproximar esta interesante cultura a los alumnos de una manera divertida y entretenida, destacando uno de sus aspectos más relevantes, la escritura jeroglífica. 
Este taller está diseñado para el Tercer Ciclo de Educación Infantil, pero se puede ampliar  con un desarrollo más complejo para estudiantes de Educación Secundaria e incluso para grupo de adultos. Su duración aproximada es de dos horas.
El taller es impartido por experimentados arqueólogos, que además trabajan habitualmente en el ámbito de la educación y difusión. 
Para más información no dudes en consultarnos en info@ideopeyp.com

martes, 7 de octubre de 2014

Talleres curso 2014 - 2015

En menos de una semana os presentaremos todos las opciones de talleres sobre el patrimonio cultural  que tenemos preparados para que disfrutéis con nosotros en vuestras aulas, en el museo más cercano o con vuestra familia. De momento ¿qué os parece como aperitivo la posibilidad de aprender la ancestral técnica de la momificación egipcia?. Probablemente leáis este Blog en vuestra tablet o smartphone, pero antes de que los medios digitales se colasen en nuestras casas había otras formas de comunicación como el papiro o las inscripciones en piedra. Este curso, si quieres también puedes aprender con nosotros a escribir como los egipcios, lo griegos o los romanos.
Mientras tanto, disfruta del patrimonio de tu ciudad.

viernes, 15 de febrero de 2013


Nuestro proyecto se centra en el desarrollo,  promoción y realización de actividades culturales y educativas, conferencias, y charlas de divulgación cultural y patrimonial, visitas culturales, y proyectos educativos de difusión y puesta en valor del patrimonio histórico, artístico, paleontológico, etnográfico, científico o técnico mueble o inmueble, así como el patrimonio documental, bibliográfico, yacimientos y zonas arqueológicas, así como los sitios naturales, jardines y parques que tengan valor, artístico, histórico o antropológico.